Quien archiva conoce sus intenciones. Aunque eso es sólo un principio. Sus intensiones no son de él, propiamente. Sino de alguien que lo conmina, de algún modo u otro, a esa tarea. Quien conmina ha sido convocado también. La historia de uno tras otro, convocador y convocado, se extendería demasiado para lo que pretendo. Me interesa la concentración en un estado particular del asunto. Me interesa el último eslabón, el que archiva y designa un método particular. La importancia de los registros, ahora pienso. Por ahora no hay mucho más que decir.
1. Una imagen: la luz deteniendo el paso del tiempo.
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